Desde tiempos remotos el perro ha sido utilizado por el hombre para los más diversos fines, desde su defensa, como la vigilancia y cuidado de los rebaños o sus pertenencias, hasta con el fin de atacar a otros hombres. Sin embargo, en nuestros días, además de estas funciones se le valora de forma inestimable como uno de nuestros mejores amigos.
ANTES DE ADQUIRIR UN PERRO
Hay numerosas razones para adquirir un perro. Sea cual sea la suya, la adquisición del perro no debe hacerse sin sopesar antes los pros y los contras. Sólo así podrá estar seguro de que usted y su animal serán felices. Como veremos más adelante, el perro es un animal estrechamente ligado a la sociedad que constituye la jauría. El hombre se convierte en sustituto de esa jauría. El perro debe ver en su amo al jefe de la jauría, que todo lo sabe, decide y castiga; es justo y amado. Usted es responsable de su nuevo compañero. Debe educarlo, consagrarse a él, sacarlo de paseo, ocuparse de su cuidado y alimentarlo. Puede que a veces tenga que luchar con algunas personas de su entorno a quienes no les gusten los perros. El amo debe cuidar a su perro cuando se encuentra enfermo, y saber que cuando el animal envejezca no podrá servirle como él quisiera, pero no por ello deja de ser su amo. Tendrá un verdadero compañero durante 10 o 15 años; pero si quiere realmente un perro, tiene que ser perfectamente consciente de que no debe decepcionarlo.
PERRO DE RAZA O MESTIZO
Las personas sin una idea preconcebida se preguntan si tienen que elegir un perro de raza o uno cruzado. Como cada persona, cada perro tiene su temperamento. Un perro de cruce o mestizo puede ser igual que uno de raza: fiel, cariñoso, valiente, miedoso o desobediente. Si consigue un perro de raza, puede tener la seguridad de que su disposición y su carácter se corresponderán con los de su raza, siempre y cuando conozcamos claramente sus orígenes (pedigrí) y tengamos referencias sobre el criador; hay que tener mucho cuidado, pues existen desalmados cuyos únicos intereses son los pecuniarios, y los perros son simplemente moneda de cambio para incrementar sus ganancias. Si, por ejemplo, desea cruzar a su perro con otra perra de pura raza, sabrá con seguridad a quién se van a parecer los cachorros. La elección de una perra que no sea de raza entraña cierto riesgo. Se han visto cachorros encantadores que cuando crecen no resultan tan graciosos como se creía. Uno no puede prever cuál será el carácter de estos perros. Un perro de cruce puede ser un compañero excelente y un buen amigo, aunque su aspecto no se corresponda con el de ninguna raza conocida. Si se decide a correr los riesgos que implica la elección de un animal de este tipo, no olvide que sus deberes y responsabilidades serán los mismos que si adquiere uno de raza.
Naturalmente, todos tenemos nuestras preferencias. Antes de conseguir un perro de una raza determinada, averigüe si el animal se adapta a sus condiciones de vida y si usted podrá satisfacer las exigencias del perro. Si adquiere un galgo, por ejemplo, deberá procurarle ejercicio suficiente; los caniches y muchos terrier necesitan un cuidado y cepillado regular del pelo. Sería absurdo tener un mastín napolitano con niños o un lebrel irlandés en un piso. Existen razas tranquilas y otras que ladran mucho; razas con un instinto de caza atávico y otras a las que no se les ocurre perseguir una liebre. Algunas son amistosas con todo el mundo y otras desconfían de los desconocidos; unas pueden estar encerradas, y para otras será un suplicio vivir en un piso. Si está interesado por alguna raza en concreto, ¿por qué no asiste a algunas exposiciones caninas donde pueda completar sus conocimientos teóricos con la impresión que le produzca el animal al natural?
La clasificación de razas caninas más reciente, una exhaustiva y completa relación de todas las distintas variedades, fue editada por la FCI (Federación Cinológica Internacional). Las razas caninas se clasifican en 10 grupos, estando divididos en subgrupos o secciones. Estas últimas comprenden subdivisiones menos importante donde las razas están catalogadas según sus países de origen, talla, pelo, u otras características más precisas. En el presente libro se exponen perros de las diez razas principales y pertenecientes a algunos de los subgrupos, sin intención de ser exhaustivos, sino de dar los ejemplos más significativos. Se ha tenido en cuenta para su inclusión la bondad de su carácter, su relación con los niños y que pueda vivir adecuadamente en un piso.
LA COMPRA DE UN CACHORRO
Para adquirir un cachorro, diríjase a un criador de confianza, así tendrá la seguridad de conseguir un buen ejemplar y evitará sorpresas desagradables posteriores. Si es lego en la materia es mejor que pida ayuda a alguien que conozca bien la raza que usted quiere. No es tan sencillo elegir el mejor cachorro de cada camada cuando tiene seis u ocho días. Se le escapa de su madre cuando está ya independiente y en cierta manera autosuficiente, en general hacia la séptima u octava semana. Un criador serio nunca entregará un cachorro antes de ese plazo. Si antes de la compra puede usted ver a sus padres, le dirán bastante del estudio de su árbol genealógico.
Para elegir un cachorro, observe atentamente el mayor tiempo posible a los pequeños de la camada. Comprobará que algunos son más inquietos, más enérgicos o, por el contrario, más miedosos que otros. Estudie, por ejemplo, su comportamiento cuando escuchan ruidos muy fuertes: ¿se quedan atentos, o están temerosos? En función del resultado, elija a aquel cuyo comportamiento le resulte más conveniente en función del carácter y hábitos de su familia. Pregunte al criador si los cachorros han sido ya desparasitados y qué productos ha utilizado; el tratamiento deber ser repetido de vez en cuando, durante cierto tiempo; hay que saber también la fecha y la dosis de la última intervención; esto es extensible a las vacunas el cuándo lo vayamos a adquirir ha pasado el suficiente tiempo como para que ya tenga que estar vacunado.
A ciertas razas se les corta la cola; esto se hace habitualmente unos días después del nacimiento. Si las orejas también deben ser cortadas, será el dueño quien se ocupe de hacerlo más tarde. Antes de llegar a la espinosa cuestión de cuál es la mejor edad para adquirir un cachorro, se ha comprobado que siete u ocho semanas es la más adecuada para esperar una adaptación óptima a su nuevo dueño y su ambiente.
Infórmese sobre el tipo y la cantidad de comida que recibe el perro, pues los primeros días conviene respetarla. Un cambio de alimentación combinado con un cambio de entorno puede originar graves problemas digestivos. Si se modifica la alimentación, debe hacerse poco a poco y, en todo caso, una vez que el cachorro coma con toda confianza en su nueva casa.
MACHO O HEMBRA
Reflexione bien antes de decidirse por un macho o una hembra. Un macho generalmente tiene una personalidad más firme y es, por tanto, más difícil de educar. Cuando llegue a adulto intentará marcar con su orina diversos objetos; le será difícil, por ejemplo, que pierda la costumbre de orinar en el jardín bajo los matorrales, árboles o plantas de gran tamaño. Si se encuentra con perras en celo en los alrededores, el perro se pondrá nervioso e intentará salir corriendo detrás de ellas, arañará la puerta, etc. Una perra es normalmente más tranquila y se deja dominar más fácilmente. No marca su territorio, y de este modo escapa a los problemas que plantea un macho. Pero la perra está en celo dos veces al año. Su olor atrae a los machos de los alrededores, que intentarán llegar hasta ella, y puede que incluso duerman a la puerta de casa. Cuando la saque de paseo, deberá estar pendiente de que no la molesten los machos. Aunque algunas de estas cuestiones desagradables pueden ser corregidas, es bueno que tenga conocimiento de ellas antes de tomar una decisión.
Antes de llevarse al cachorro, todo debe estar preparado para que pueda habituarse rápidamente a su nuevo hogar. Al principio, téngalo dentro de casa, aunque más tarde vaya a vivir en una perrera o en el jardín. El cachorro debe tener un lugar propio para dormir y descansar. A todos los perros les gusta te-
ner un techo sobre su cabeza; resérvele, a ser posible, un lugar cubierto, aunque esto no sea absolutamente necesario. Una colchoneta fuerte con un forro lavable hacen generalmente un buen servicio. Para las razas pequeñas de perro de compañía venden en las tiendas de animales unos canastos muy apropiados. Procúrese también correa, collar, cuenco de comida, etc., sin olvidar algún juguete, pues si el perro tiene uno evitará en gran parte que rompan cosas de la casa. Los instrumentos para el cuidado de nuestro perro también son objetos indispensables. Un perro bien cuidado es la tarjeta de visita de su dueño. Al principio, no bañe al cachorro; más tarde, limite el baño a lo estrictamente necesario con el fin de no desengrasarle el pelo inútilmente y permitir que se nutra. Para el baño, utilice un champú para niños o un jabón especial para perros; frote bien al perro para secarlo, utilice un secador de pelo e intente que el animal lo acepte como un agradable ejercicio. Para juzgar su estado general, tenga en cuenta las siguientes indicaciones:
Temperatura corporal (tomada en el ano): 38 – 39 °C
Edad del perro | Pulsaciones por minuto |
---|---|
Hasta un año | 110 – 120 |
Perro adulto | 90 – 100 |
A partir de los siete años | 70 – 80 |
Edad del perro | Frecuencia respiratoria por minuto (en reposo) |
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Hasta un año | 18 – 20 |
Perro adulto | 16 – 18 |
A partir de los siete años | 14 – 18 |
Si tiene dudas sobre su estado de salud, llévelo al veterinario. Conviene elegir uno desde el principio para que conozca bien a su perro y pueda aconsejarle mejor.
ALGUNOS CONSEJOS PARA EDUCAR A UN PERRO
El cachorro aprende rápido, y de una vez para siempre, diversos conceptos esenciales. Es lo que se llama período de aprendizaje. El perro acepta muy rápidamente que usted es el jefe de la manada, que su casa es su mundo; en resumen, lo acepta muy rápidamente. Durante los dos primeros meses no se debe enseñar al perro. Es suficiente con que coma, duerma, juegue y haga ejercicio. Al cumplir el segundo mes, debe empezar a aprender poco a poco a ser él, a venir cada vez que usted lo llame, y acostumbrarse a la correa. Este aprendizaje es necesario para hacer de él un compañero agradable. Mantenga algunos
principios importantes: háblele con dulzura, pues una orden dada con fuerza es ya casi un castigo. Si grita constantemente, la facultad de comprensión del animal se verá debilitada y no por ello le obedecerá más. Las órdenes deben ser breves, claras e idénticas. No hay otra forma de que usted pueda estar seguro de ser comprendido. Más que el propio contenido de las palabras, un perro percibe el ritmo y la entonación de la voz. Es mejor acompañar cada orden con un gesto preciso de la mano; así, más tarde el perro podrá comprender cualquier orden que se le dé a gran distancia. Cuando ejecute la orden correctamente, felicítelo y acarícielo.
No lo castigue excepto cuando sea estrictamente indispensable, y nunca con crueldad. El primer grado de castigo es una orden con voz fuerte. Los cambios de entonación y la elevación del tono de voz le indicarán que ha hecho algo mal. Una reprimenda más dura puede consistir en darle un pequeño azote con un periódico enrollado; esto produce un ruido característico que el perro asocia con la diablura que ha cometido. Más tarde, bastará con enseñarle un periódico sin necesidad de tocarle. No le pegue nunca con la mano ni con la correa. ¡Son dos cosas en las que el perro debe tener una confianza absoluta! Su primera tarea en la educación del cachorro será sin duda que respete la limpieza. Para ello hay que tener en cuenta tres principios básicos: no lo trate jamás bruscamente; castíguelo inmediatamente después de una falta (al cabo de algunos minutos un castigo es ineficaz, ya que el cachorro no establece la relación causa-efecto), y no le meta nunca el hocico en el charco que haya dejado en el suelo. Vigile constantemente a su cachorro. En cuanto comience a correr o a gemir, o se coloque sobre una alfombra o cualquier objeto cálido, deberá sacarlo inmediatamente y no ser parco en elogios si orina fuera. Naturalmente, puede ocurrir que usted no consiga llegar a tiempo y que el cachorro haga sus necesidades dentro de casa. En este caso, cójalo, muéstrele el charco, repréndalo secamente y sáquelo fuera. Al principio, los cachorros se hacen pis muy frecuentemente, unas veinte veces o más al día. Si consigue reducirlo al menos a cinco veces, puede esperar acertar con su educación. Observe a su perro cuando se encuentre fuera. Una vez que haya hecho sus necesidades, felicítelo y muestre su satisfacción. Al cabo de una semana deberán manifestarse los primeros resultados, y después de tres semanas comenzará a indicarle él mismo cuándo quiere salir. Procure habituarlo a salir a horas fijas. En la mayoría de los casos, un cachorro aprende a obedecer rápidamente. No sea parco en elogios si su perro corre apresuradamente cuando usted lo llama, aunque le haya llamado anteriormente en vano y esté irritado por su falta de obediencia. El perro debe acudir gustoso hacia su amo, y lo que espera son felicitaciones y no un castigo. Si no quiere obedecer, átelo con una correa larga. A lo largo del día, llámelo muchas veces tirándole suavemente de la correa. Evite las sacudidas bruscas que le harían rebelde. Siempre que sea oportuno,
felicítelo y sea amable con él. Más tarde, suéltelo y pruebe a llamarle, colocándose a poca distancia. Este método funciona generalmente, sobre todo si uno está en cuclillas, porque el perro sabe que esta posición es generalmente para él.
Para enseñarle a andar con correa, suéltelo junto a su pierna izquierda. Cualquier tentativa que haga para correr o tirar de la correa, impídala con una sacudida enérgica o reprímala secamente. Verá como pronto dará resultados.
OBSERVAR Y COMPRENDER A UN PERRO
A continuación representamos los gestos faciales junto a su significado con la idea de favorecer la comprensión y el acercamiento al mundo de los perros:
Mímica de la cara: 1, amenaza de ataque; 2, amenaza sin seguridad; 3, débil amenaza; 4, amago de amenaza (el animal carece de toda confianza); 5, miedo; 6, expresión de sumisión al encontrarse con un perro de rango superior.
SU ALIMENTACIÓN
Desde el segundo hasta el tercer mes se le deben suministrar cinco comidas al día; cuatro del tercer al quinto mes, y tres del quinto al noveno mes. Los cachorros de más de nueve meses deben recibir dos comidas.
La cantidad de comida se calcula en función del peso:
Peso del animal | Cantidad de comida diaria |
---|---|
10 kg | 650 g |
20 kg | 1 kg |
50 kg | 2 kg |
Los perros son carnívoros, pero también necesitan cierto aporte de verduras. Un régimen correcto debe comprender proteínas, lípidos y glúcidos, así como determinadas vitaminas y sustancias minerales; por ello, el perro debe recibir una alimentación variada que cubra todas sus necesidades. No hay que darle solamente carne; también puede comer despojos, casquería, leche y productos lácteos, como queso blanco. Para el perro que no haya terminado su crecimiento, los huevos constituyen un excelente alimento. La carne, si es de calidad, es preferible dársela cruda. Se corta en pequeños dados, más grandes cuanta más edad tenga el perro. El pescado es un alimento excelente, contiene mucho yodo y proteínas y constituye, para los cachorros en particular, un complemento alimenticio excelente. Los arenques y peces de agua dulce crudos contienen vitamina B y les pueden crear algunos problemas.
La leche contiene calcio, que es muy importante para la formación de los huesos, sobre todo para los perros jóvenes. Los huevos deben ser pasados por agua. Los huesos tiernos, crudos o cocidos, y los cartílagos constituyen un buen complemento, sobre todo para los perros más viejos. No les dé nunca huesos que se puedan astillar, como los de ave o conejo; éstos se rompen en astillas puntiagudas que pueden provocarles heridas en la faringe.
Los alimentos de origen vegetal constituyen otra fuente importante de energía y son un complemento indispensable de la carne. Los perros deben tomar distintos cereales, sobre todo arroz bien cocido, que es fácil de digerir, mezclado con la carne. Los copos de avena hervidos y dejados enfriar son también excelentes. De vez en cuando, para variar, se le puede dar al perro una papilla de sémola azucarada. Pero el mejor alimento vegetal es la harina de soja u otros productos a base de germen de soja. También las zanahorias y las espinacas son muy buenas. Ahora bien, hay que tener cuidado con la cantidad, ya que en grandes cantidades tienen un efecto negativo sobre el metabolismo del calcio. Cuando se le dé legumbres hay que pasarlas por el pasapurés o rallarlas, porque el perro no puede digerirlas totalmente. También se le puede dar frutas, pero sin exagerar en las cantidades.
Sus necesidades de sal están cubiertas con la carne si ésta es cruda. Si es cocida, conviene añadirle en su dieta un poco de sal. No olvide poner a su disposición agua, especialmente cuando es un cachorro o hace calor.
Los alimentos enlatados para perros son en general de buena calidad y contienen todos los elementos para satisfacer sus necesidades nutritivas. Ahora bien, si opta por ellos conviene combinarlos con alimentos frescos, ya que son muy monótonos; su perro lo agradecerá.
EL PERRO ENFERMO
En la mayoría de los casos, usted no puede diagnosticar correctamente las enfermedades que pueden afectar a su perro. Por eso recomendamos observar el comportamiento del animal. Si éste varía, le aumenta la temperatura, presenta dificultades respiratorias, aceleración del pulso, diarreas o estreñimiento, ojos llorosos, una reacción dolorosa a la palpación, etc., llame al veterinario y pídale ayuda.
Existen vacunas eficaces contra la mayor parte de las enfermedades de los perros. Tenga siempre en cuenta la edad a la que deben ser vacunados los cachorros y cuándo deben repetirse las dosis de recuerdo. La rabia es una enfermedad vírica mortal; se transmite a través de la saliva de un animal infectado, por medio de un mordisco. En España es obligatoria la vacunación anual.
TERMINOLOGÍA DE LA ANATOMÍA DEL PERRO
1) trufa; 2) testuz; 3) stop; 4) cráneo; 5) cruz; 6, lomo; 7, grupa; 8, base o raíz de la cola; 9, cuello; 10, pecho; 11, hombro; 12, codo; 13, rodilla; 14, dedos o garras; 15, muslo; 16, rodilla o babilla; 17, corvejón; 18, espolón;
A, medida de la altura en la cruz.