Este capítulo está dedicado a aquellos que pretenden dedicar parte de su tiempo de ocio al mundo de los peces; se describen una serie de especies de fácil de encontrar en las tiendas especializadas, para aquellas personas que pretenden iniciarse en este mundo tan fascinante. Ahora bien, sería un error creer que basta con gastar mucho dinero para tener un acuario, colocarlo en casa y después sentarse a contemplarlo. Será preciso dar de comer a los peces una o dos veces al día; una vez por semana, limpiar el recipiente por dentro y por fuera, eliminando los posos y limpiando el filtro; una vez cada 15 días, retirar una cuarta parte del agua y sustituirla por agua limpia a la misma temperatura. Sin embargo, no es una actividad que requiera mucho tiempo; un acuario necesita de 5 a 10 minutos diarios en el capítulo de alimentación y una hora semanal para el mantenimiento.
EL ACUARIO
Es el recipiente donde vamos a mantener a nuestros peces, y por ello debe reunir una serie de características para que éstos puedan vivir de la forma más adecuada. En él intentaremos reproducir lo más fielmente posible las condiciones de vida que sus huéspedes gozan en libertad. Por tanto, no es únicamente un recipiente transparente donde podremos observar las distintas evoluciones de nuestros peces, sino que es un hábitat reducido donde van a vivir seres vivos, por lo que tendrá que reunir una serie de características.
Se aconseja instalar un acuario de 100 a 500 litros cuando nuestro máximo interés vaya dirigido a la estética. Los acuarios de gran tamaño exigen menos cuidados y dan mejores resultados, siempre y cuando no se dediquen a la cría de especies; para la cría es necesario disponer de recipientes auxiliares más pequeños.
Los acuarios colectivos se pueblan con peces y plantas sin tener en cuenta las áreas geográficas de las especies. En este tipo se crían juntos grupos de peces y plantas de tamaño similar y con exigencias parecidas. No es bueno superpoblar de peces ni de plantas. Para evitar sobrepoblar un acuario hay que calcular el número de peces en función de los litros de agua. Se aplica una regla sencilla: a un litro de agua le corresponde un centímetro de pez.
Existen a disposición del aficionado una serie de accesorios técnicos en tiendas especializadas para responder adecuadamente tanto a las necesidades de los peces como a las plantas: fuente de luz ideal, capaz de responder con su espectro a las necesidades de las plantas; filtros con motor y circulación forzada; termostato equipado con calefactor; incluso, en algunos casos, ozonzador o lámpara de ultravioletas. Se utilizan además termómetros fiables y utensilios diversos, comoredecalas, captadores, limpavidrios, aspiradores, etc.
¿Cómo preparar el acuario para recibir a nuestros primeros peces? Lo primero que hay que pensar es dónde ubicarlo en nuestra casa. El lugar recomendado será donde su integración visual sea la más adecuada. A modo de ejemplo, un acuario situado en una zona oscura de la casa resaltará mucho más que en una totalmente iluminada. Podemos elegir cualquier lugar de la casa contando con los accesorios técnicos adecuados (calefactor, luz, etc.), y por tanto, pudiendo prescindir de las fuentes naturales de luz y calor. Hay que tener cuidado con el soporte sobre el que lo vamos a colocar, pues los acuarios, una vez completos (estructura principal, accesorios, agua, plantas, etc.), son bastante pesados.
Cuando instalamos un acuario hay que atender a dos aspectos fundamentales: el fondo y las plantas.
En el fondo hay que depositar arena de río gruesa o arena que se puede adquirir en tiendas de animales (no vale cualquiera, sino sólo aquella indicada para acuarios). Debe tener un espesor de alrededor de 5 cm, y se depositará en el acuario una vez limpia, por lo que habrá que lavarla cuidadosamente. Se recomienda para ello hacerlo por partes hasta que el agua esté totalmente clara (que no salga turbia, ya que será síntoma de tener todavía restos o partículas extrañas). Se puede completar el fondo añadiendo piedras, siempre y cuando no tengan aristas cortantes o bordes afilados, y teniendo en cuenta que sus componentes minerales no sean perjudiciales para los peces. Colocamos inmediatamente después los accesorios técnicos siguiendo sus instrucciones y procurando situarlos discretamente en la parte trasera del acuario. A continuación, sembramos las plantas que van a poblar nuestro acuario. Generalmente, se colocan en la parte posterior, reservando la zona anterior despejada, con el fin de que los peces puedan nadar libremente y los podamos contemplar en todo su esplendor. Para colocar las plantas hay que tener en cuenta las características de cada una de ellas. En general, se realizará con el acuario con poco menos de la mitad de agua de su capacidad total. Para plantarlas hay que profundizar sus raíces lo más posible en la arena, apretándola cuidadosamente alrededor de la planta. Una vez realizada la plantación, se llenará (sin llegar al borde) con agua del grifo, tomando la precaución de calentarla a temperatura media (25 °C, nuestra reciente plantación) y teniendo cuidado de no remover el fondo y deteriorar enter el chorro de agua y el fondo de arena a modo de difusor. Por último, se cierra la tapa o cubre el acuario. Es recomendable no introducir los peces inmediatamente después del llenado. Habrá que esperar hasta que se haya comprobado que la temperatura está estabilizada a los grados recomendados y hayamos neutralizado el cloro del agua de nuestra casa. Ya se han puesto en funcionamiento los accesorios técnicos con las debidas precauciones, por lo que vamos a introducir a los peces teniendo siempre en cuenta que hay que hacerlo poco a poco y con cuidado. Pero, ¿qué peces son más convenientes, sobre todo si anteriormente no se había tenido ningún contacto con ellos? Si es un novato, es aconsejable adquirir aquellos peces denominados “fáciles” por los expertos. En las páginas siguientes recogemos una serie de peces que no requieren, en general, grandes cuidados, que están disponibles en la mayoría de las tiendas especializadas y que son considerados como pacíficos, ideales para acuarios colectivos. Esperamos que le sirva de guía para comenzar a disfrutar de la belleza de un paisaje subacuático en su casa.
EL AGUA
Los peces de los diferentes biotopos y regiones tienen exigencias particulares en lo que se refiere a la composición del agua. Para criar y, sobre todo, multiplicar los peces hay un requisito primordial, que es reproducir en el acuario unas condiciones que se asemejen lo más posible a las naturales. En la práctica, no es posible disponer de agua con características óptimas, por lo que es preciso corregir sus defectos añadiéndole agua de dureza diferente, cociéndola, desmineralizándola —con extractos vegetales o extractos químicos— o filtrándola. Es conveniente, por tanto, efectuar controles sobre el agua de nuestro acuario. El estado de las plantas y el comportamiento de los peces y los moluscos suelen constituir una indicación suficiente para este control. Cuando el agua no es la adecuada, los peces encogen las aletas, cambian de color y suben a la superficie en busca de oxígeno; los moluscos también suben a la superficie e intentan salir del agua, mientras que las plantas se apiñan y mueren. Ninguno de estos fenómenos tiene por qué producirse si el acuario se mantiene siempre en buenas condiciones.
La solución más sencilla consiste en mezclar dos aguas con grados de dureza diferente. Antes de hacer la mezcla es preciso conocer el grado de dureza de ambas aguas, determinar cuál es el valor que se desea conseguir y calcular en consecuencia la proporción necesaria de cada una de ellas.
El agua del acuario se hace pasar a través de una materia filtrante, que absorbe o fija las partículas sólidas o las sustancias en disolución, pero que puede asimismo liberar diversos productos susceptibles de corregir el agua con objeto de crear un medio óptimo para la cría de peces. Algunos tipos de filtros airean el agua de manera suficiente, por lo que es innecesario recurrir al empleo de rocas porosas.
Los filtros se clasifican, en función de su contenido, en tres grandes tipos: mecánicos, absorbentes y biológicos.
Los filtros mecánicos fijan las partículas en suspensión; la materia filtrante puede ser arena, gomaespuma o goma esponjosa, o bien lana de vidrio. Estos filtros pueden enriquecer también el agua liberando sustancias útiles o correctoras, con objeto sobre todo de modificar el pH. En este último caso, la materia filtrante es turba, lignito o mármol pulverizado.
Los filtros absorbentes contienen carbón activado, que no sólo cumple un cometido mecánico, sino que absorbe además los compuestos prácticos, los colorantes y demás sustancias macromoleculares. Los filtros de este tipo son absolutamente necesarios en acuarios marinos.
En los filtros biológicos, el agua circula dentro de un circuito recubierto de algas, bajo una luz intensa, antes de volver al acuario. En algunos casos se utilizan también las raíces aéreas de determinados bejucos terrestres tropicales, incluyendo directamente en el recipiente por el que circula el agua. Estas raíces se ramifican abundantemente en el agua, formando un denso entretejido de raíces de pequeño tamaño. Las algas o los sistemas radiculares de los bejucos descomponen los compuestos nitrogenados del agua.
ALIMENTACIÓN
La alimentación de los peces tiene que ser rica y variada, teniendo en cuenta no sólo sobreadministrar los alimentos, sino que también la calidad de los mismos. Si no es utilizada, se puede, siendo fuente de infecciones y de malos olores. La cantidad de comida tiene que ser tal que la puedan consumir toda en pocos minutos. No sucede nada si se les mantiene en ayuno durante un día o dos (en sus hábitats naturales les puede suceder con frecuencia). Podemos clasificar a los peces en tres grandes grupos en función de su alimentación: herbívoros (se alimentan de vegetales), omnívoros (se alimentan de fauna acuática menor, zooplancton y vegetales) y carnívoros (se alimentan cuando son jóvenes de fauna acuática menor, y más adelante de otros peces y fauna acuática mayor). En la actualidad se utilizan cada vez más alimentos secos o liofilizados de origen natural con el fin de sustituir los que se encuentran en la naturaleza.
Para la alimentación vegetal se utilizan papillas de espinacas, hojas de col, lechuga, ortiga y cardo.
Los gusanos son un componente importante y válido en la alimentación de los peces. En acuarios se recurre principalmente a los rotíferos, los tubíflex, los enquitreos, los gusanos «grindal» y las lombrices.
Los crustáceos, que se encuentran en la naturaleza en todas las zonas climáticas, constituyen el alimento que más frecuentemente se emplea para los peces en cautividad, compuesto habitualmente de pulgas acuáticas o dafnias, clíopidos y anostrácidos o artemias. Los peces de acuario también se alimentan con larvas de mosquitos y con la mosca drosófila. También se utiliza la carne de vaca triturada, de peces marinos, huevos y carne de gamba. Ahora bien, si les damos a nuestros peces corazón de vaca, hay que añadir a la dieta una preparación a base de vitamina B o bien papilla de espinacas, ya que el corazón de la vaca contiene un elemento que descompone esa vitamina, pudiendo producir avitaminosis.
LA SALUD DE LOS PECES
Cuantos más cuidados reciba el acuario mejor salud tendrán los peces. Vamos a distinguir algunas clases de enfermedades:
a) Enfermedades causadas por el medio (temperatura del agua, acidez, contenido en oxígeno). La insuficiencia de oxígeno se da en los acuarios superpoblados, como consecuencia de la descomposición de las materias orgánicas (alimentos no consumidos, plantas putrefactas, etc.), o bien durante la noche en los recipientes con exceso de plantas (en caso de falta de luz, las plantas absorben el oxígeno y desprenden anhidrido carbónico). El exceso de oxígeno es el fenómeno contrario al anterior, aunque de similares consecuencias. Puede darse este caso cuando los vegetales reciben dosis excesivas de sol, si se cambia el agua con demasiada frecuencia o se produce una mezcla de agua fría y caliente en el aparato de calefacción, el resultado podría ser el desmedimiento de oxígeno, que se manifestará en forma de burbujas de pequeño tamaño (neblina blanca).
b) Enfermedades causadas por una alimentación defectuosa. Puede deberse a los propios alimentos, que no son los adecuados, a una alimentación excesivamente monótona o a productos deteriorados. Se manifiestan por inflamaciones del estómago o el intestino (hinchazones, erizamiento de las escamas, etc.).
c) Virosis y bacteriosis (infección de los peces por distintos tipos de virus y/o bacterias). Para prevenir estas enfermedades, las mejores precauciones son la higiene, la cuarentena de los nuevos peces y la consecución de un medio vital óptimo. La eliminación de los peces enfermos o muertos atajará asimismo su desarrollo.
d) Parásitos. Generalmente se introducen en el acuario por peces infectados o por alimentos naturales. Los síntomas aparecen en varios peces simultáneamente.
Es muy importante que al menor síntoma o manifestación en las escamas, lo, aletas o de comportamientos atípicos de nuestros peces se consulte inmediatamente con un vendedor de las tiendas de animales, o bien con lo experto para que nos recomienden las acciones más adecuadas para curarlos.
SU ENTORNO NATURAL
Las aguas de América del Sur pertenecen fundamentalmente a tres grandes sistemas hidrografícos, que son los que determinan las condiciones de vida en este vasto territorio. Al Norte, el Orinoco, al Sur, el Amazonas, que atraviesa prácticamente todo el continente, y por último, más al Sur, el sistema Paraná-Paraguay. En el Amazonas vierten sus aguas muchos grandes afluentes e innumerables ríos y arroyos. Esta densa “tela de araña” de múltiples meandros y brazos muertos, alimentada por las diluvianas lluvias tropicales combinadas con los ardientes rayos del sol, han permitido el desarrollo de la ictiofauna más rica y variada del mundo. Los ictiólogos estiman que sólo aquí existen más de 2.500 especies de peces. La variedad de las asociaciones se ve multiplicada además por la diversidad de la composición de las aguas: aguas dulces, aguas más o menos ácidas, aguas muy puras, aguas negras (río Negro), aguas turbias, llamadas «blancas», etc. América Central presenta un notable interés desde el punto de vista ictiológico, porque viven en esta área peces que pertenecen a América del Norte y a América del Sur. En la costa mexicana abundan los manglares pantanosos y también las sabanas, que se continúan más al Sur y al Sudeste con una densa jungla, que cubre las vertientes orientales de las montañas. En América del Norte, la zona oeste de California y las llanuras que se extienden desde Texas hasta Carolina del Sur son las regiones más interesantes para los amantes de los acuarios. El medio natural se torna especialmente interesante en Florida, sobre todo en el sur de este estado, donde se encuentra el Parque Nacional de Everglades. El clima, modificado en parte por la corriente del Golfo, ha acabado creando un paisaje natural tropical. Los ríos y los arroyos atraviesan los grandes palmerales, dejando a su paso múltiples charcas y zonas pantanosas. Puede encontrarse tanto agua dulce como agua salada y, desde luego, una rica ictiofauna.
La naturaleza en Australia es totalmente diferente de la de los otros continentes. Siguen viviendo en él muchas especies de animales que ya han desaparecido, incluso hace millones de años, en otros lugares. Aparte de los dos grandes ríos australianos, el Murray y el Darling, el interior sólo está bañado por ríos estacionales, que acaban perdiéndose en cuencas sin desagüe. Existen en Australia del orden de 180 especies de peces de agua dulce, pero sólo dos de ellas son originariamente de agua dulce.
Los ríos que cruzan la sabana africana discurren secos la mayor parte del año. La sabana y la estepa se caracterizan por la sucesión de las lluvias de verano y la sequía invernal, alternancia de la que nacen los ríos estacionales. La selva tropical pluvial es atravesada por múltiples pequeños ríos y abundan en ella las lagunas y marismas. Los ríos ven su corriente cortada por rápiduelos y saltos antes de llegar a la llanura, donde se transforman en amplios canales de mansas aguas. Abundan los peces en estas aguas, tanto los de acuario como comestibles. La gran fosa, en la que se encuentran numerosos lagos y, concretamente, el Tanganyika y el Malawi, es una región de especial interés para el acuariófilo. El agua de estos depósitos acuáticos es alcalina y muchos especialistas de la ictiofauna africana consideran que se produce en ella un verdadero milagro ictiológico. El aislamiento de Madagascar propició el desarrollo de una rica región zoogeográfica independiente, con una fauna diferente de la africana. En Madagascar los peces no abundan. La evolución de las especies que allí viven se desarrolló en el mar y sólo se fueron aclimatando al agua dulce con el paso del tiempo. La doble aleta dorsal y su capacidad para vivir en aguas litorales salobres son el testimonio del origen de estos peces.
Para la acuariofilología, las regiones del Sur y Sudeste, la llamada Asia de los monzones, representan una zona de notable interés. Las aguas de sus ríos están repletas de pequeños peces tropicales. El clima se ve condicionado por los vientos continentales secos y por los vientos estacionales húmedos (monzones). Son numerosos los peces de acuario que proceden de las aguas de Sri Lanka, Tailandia, Malasia, Java, Sumatra y los alrededores de Singapur. El período vegetativo y la reproducción de los peces se inician con las lluvias. En la costa occidental de Sumatra abundan los ríos con rápidos que desembocan luego en el océano Índico. Del otro lado, en dirección a la península de Malasia, abundan en la llanura los ríos de aguas tranquilas y las áreas pantanosas.
Las aguas estancadas se caracterizan por su elevada temperatura, de 25 a 39 °C. En Sumatra, cada río de montaña constituye un biotopo diferente, con su población de peces peculiar. Las aguas de esta zona son en general dulces, ligeramente ácidas y suelen tener una coloración pardusca debido a los vegetales en descomposición que tapan el fondo de los ríos. Las zonas pantanosas del manglar que se extienden por las costas asiáticas constituyen un mundo aparte. En estas zonas, el agua suele ser salobre y los peces que viven en ella también son diferentes.